Buenos Aires

Rio de la Plata - Buenos Aires - Argentina

O carro corria veloz pela larga avenida beirando o Rio da Prata.

Cedo, com aquele frio respeitável que faz jus a fama de Buenos Aires como uma cidade “semi-européia”, apesar da pobreza mesclada com a elegância do ambiente. Esta cidade me faz o cenário mental de um respeitável senhor meio inglês, meio italiano, com seu terno impecável, elegante, meio sujinho e puído no colarinho por anos de uso, anos de aristrocacia estudada e pouco dinheiro disponível.

Passamos por uma espécie de ancoradouro, bastante grande. Uma construção inglesa-americana, daquelas que se vê em filmes antigos com praia no tempo frio. Daqueles filmes que vemos as pessoas agasalhadas caminhando na areia em intermináveis conversas em meio ao madeiramento cruzado dos ancoradouros.

O rio estava calmo e completamente dourado pela luz intensa do sol nascente. Emoldurado em dourado-azul havia um sol crescendo em intensidade. Meu pescoço foi ficando bastante dolorido pela insistência em olhar para trás para ver o cais, o sol, o rio, a cor.

O taxi corria macio entre muitos carros, que não se importavam muito com o espetáculo gratuito seguindo sua vida corriqueira de cidade grande.

Seguimos o caminho para o escritório falando dos negócios, enquanto por dentro cada célula minha vibrava o brilho dourado da memória daquele amanhacer.

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Los Cardones del Valle

Cactus (Cardon) de Purmamarca - Argentina, 2010 - Foto Setango

“Cuando pienso en los Valles Calchaquies y sus habitantes no puedo dejar de recordar a los cardones. Originarios sin discusión, no necesitan certificar su origen. Conquistadores de todo el valle, sin questionamientos por su ocupación.

Los he observado muchas veces… vigilantes en las alturas de Quilmes y multitudinarios desfilando en el parque nacional. Parecieran un ejercito silencioso y formidable, resistiendo una nueva embestida de los mineros que pretenden hacer afloran lo que ellos ya dejaron bajo sus pies.

Los he visto en flor; embelleciendo la quebrada. Mayores, jovenes y pequeños, todos… como en un carnavalito corriendo ladera abajo.

En ocasiones los he sentido silenciosos en los peñascos… acompañando el sonido del viento, sin temblar por el frio y erguidos ante la tormenta, con la certeza de que sólo el rayo puede hacerlos claudicar.

Y en las noches, apenas iluminados por la luna, los sigo como en procesión de penitentes en busca de un refugio para así poder descansar.

Nuestras vidas son apenas unos dias en la de ellos, han sido testigos fieles de tanta historia, de toda aquella que hoy nos empeñamos en discutir.

Conviven en paz, en las zonas de mayor altura con sus hermanos, los pasacanas de la puna, sabedores de su condición de igualdad.

Cuando pienso en las tierras del Calchaqui no puedo dejar de recordar a los Cardones del Valle… humildes sobrevivientes hasta nuestros dias, de quienes deberiamos aprender un poco más.”

José Miguel Gauffin – “Valles, Quebradas y Puna” – 2010

Los Cardones del Valle - Cordilheira dos Andes - 2010 - Foto Setango